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Terrazas del Rodeo

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  • Fue escritor, profesor, poeta, académico, investigador, historiador, crítico, dramaturgo, traductor, cervantista, folclorista y cronista de la ciudad de Valladolid: Narciso Alonso Cortés (1875-1972) ha sido junto a Antonio Machado el intelectual liberal más importante del siglo XX español, a juicio del poeta y periodista Carlos Aganzo, coordinador de los actos del 150 aniversario del escritor que se celebrarán hasta marzo de 2026 y que incluye el estreno de 'Amaranto', una exposición en la Casa Revilla , varias publicaciones como su Epistolario y múltiples mesas redondas como la de la estadounidense Hispanic Society, de la que fue correspondiente. —¿Cómo definiría Narciso Alonso Cortés en sus propias palabras? —Fue un polígrafo inmenso y una de las personas más cultas de su tiempo.... Ver Más
  • Hay un libro que se me pasó hace dos años y que reseño ahora, sobre Primo Levi (Turín 1919/1987), superviviente judío del universo concentracionario y escritor de grandísima altura sobre la experiencia del infierno y las huellas que deja en el alma. Se titula: 'Si existe Auschwitz, no puede existir Dios'. Es una entrevista publicada en la editorial Altamarea, en enero de 2023, realizada por el también escritor e intelectual católico Ferdinando Camon. En realidad, la introducción no tiene desperdicio, pone en su sitio los encuentros y análisis de la escasa aceptación de la obra de Levi por parte de la cultura europea antes de la muerte del autor y l a posterior llegada de lo que se llamaría 'La... Ver Más
  • 'Auschwitz, ciudad tranquila' es un libro de relatos más dos poemas publicado por la editorial Altamarea. Un trabajo recopilatorio de unos textos escritos a lo largo de treinta y cinco años por Primo Levi , superviviente de los campos de la muerte nazis , judío por supuesto y uno de sus más clarividentes expositores, sin menoscabar a otros que padecieron los rigores extremos de una supervivencia perpetua clavada en la memoria y en el alma con más fuerza y dolor que un punzón ardiente. Componen el trabajo relatos fantásticos, los menos, y autobiográficos, en un espacio y un tiempo donde no existen líneas divisorias entre los géneros, pues todo corresponde al infierno . Lo que hace Levi en este libro es preguntarse, al igual que los demás prisioneros cosificados, la razón de su internamiento, ya que nadie comprendía ni comprende el porque de semejante atrocidad, más allá de la personificación pura del mal que significó la era que niega todo lo que significa ser humano. En los relatos se repite, constante obligada, la humillación, la desesperación y el hambre atroz de los internos que han pecado al nacer judíos, sí, como el que suscribe, judíos perseguidos a lo largo de la historia por sus creencias, judíos aniquilados por el hecho de ser diferentes sin ser el llamado pueblo elegido que fue, para los nazis , el pueblo alemán, verdugos voluntarios de Hitler. Resulta curioso, en el primer relato, el personaje de Vidal, copia de otro exacto que aparece en ' Si esto es un hombre '. El prisionero es bajo, muy fuerte y escaso de luces, alguien destinado a vivir. Pero, pese a sus aptitudes para sobreponerse al fuego, muere, muere como la inmensa mayoría de los judíos encerrados en el universo concentracionario. Casi nadie es capaz de aguantar al mayor sistema represivo, industrializado, ideado por los heraldos del mal. Detenerse en cada relato y cada uno de los dos poemas representa asomarse a varios interrogantes que la mayoría de las ocasiones no encuentran respuestas. Ahí está la base poderosa del mal. Por mucho que se sepa formular, acertar en el arte de interrogar , a menudo se encontrarán con las contestaciones falsa construidas en una eterna sesión de tortura.
  • «For Emma, Forever Ago» (Para Emma, hace mucho tiempo). Un final, un álbum, una dedicatoria, una vida detrás de cuatro palabras (o cinco en español) que, con las melodías de Bon Iver , se transforman en la perfecta carta de desamor. Un acontecimiento, ese de que te rompan el corazón, que mueve a las artes y remueve a sus creadores. Laura Ferrero (Barcelona, 1984) cree que la carencia, la ruptura, la falta de amor, son el verdadero motor de la creación y, cuando llega, hay que darle sentido a este fenómeno que no se entiende. Al menos eso es lo que opina la escritora de ' El amor después del amor '. Aquella Emma inspiró no solo a un afligido muchacho. Traspasó el tiempo y el espacio para que, diez años después, una joven española recopilase un catálogo de desamores o, como Ferrero la llama, « una carta de amor al mundo del arte ». Un libro descatalogado que este 2025 ha sido rescatado, modificado y entregado de nuevo a las almas que buscan paz, reírse, llorar, sentirse identificadas o increíblemente escandalizadas por historias de desamor sobre famosos como Taylor Swift , Scott Neustadter ('500 días juntos') y Emily Dickinson con su amada (y cuñada) Susan Huntington. Todas las frustraciones recogidas en 'El amor después del amor' tienen una base contrastada de datos. Una realidad triste para sus protagonistas, pero rastreable en internet, en libros, en revistas… dicen que ese es el precio de la fama , aunque hayan pasado más de 200 años de su nacimiento, como les sucede a Søren Kierkegaard y Regine Olsen. Él un filósofo, ella una escritora; amigos y prometidos; enamorados de la melancolía y los miedos; el hombre pide la mano de ella en matrimonio, él mismo, un año después, rompe el compromiso dejando una herida que nunca sanó. -Qué es mejor, ¿dejar o que te dejen? -Creo que el lado que deja tiene las cosas más claras. Al menos sabe lo que ha ocurrido, pero muchas veces al que dejan es el que se queda sin entender porqué lo han dejado. Dejar no es fácil, pero al menos tienes la certeza de saber lo que ha ocurrido. Con muchas de estas historias el lector puede sentirse representado; Camille Claudel vivió a la sombra de su amante, y maestro, el escultor francés Auguste Rodin. Tracey Emin estuvo cuatro días sin salir de la cama (esta primera parte es más común) y transformó esa habitación en una obra que vendió por más de tres millones de euros (esto ya no lo consigue todo el mundo). Sophie Calle , artista conceptual francesa, juntó a 107 mujeres para que la ayudaran a entender el mail con el que la dejaron. Laura Ferrero comenta lo interesante de esta última anécdota, «me parece revelador ese ejemplo de lo que cuentan estas historias, al final es lo que hacemos ante lo que no entendemos. No se explica al ser humano sin ese deseo de encontrar, no digo a su media naranja, sino a alguien con quien compartir el camino, o con quien tener una conversación. ¿Qué es amar sino mantener una conversación constante con alguien que te puede mirar? ». Otra condición muy humana ligada a estas experiencias desastrosas es la capacidad de madurar tras ellas. Ferrero asegura que parte de este crecimiento personal es aprender a saber lo que no se quiere, lo que no cabe. Esto ayudó a la escritora con esta nueva reedición: «todas las historias están reescritas, quitamos muchísimas, creo que el 40% del libro es nuevo . No es que haya cambiado solo mi manera de escribir, sino la visión que tengo del mundo, igual ocurre con las ilustraciones de Marc [Pallarés], no es que él tenga otro código gráfico, es que es otra persona ». 'El amor es dejar ir', 'hay más peces en el mar' o, incluso, 'París es la ciudad del amor'. «El reto para escribir un libro así es, sobre todo, no caer en esas verdades que ya no dicen nada », responde contundentemente la escritora, «además, cada vez que voy a París me acuerdo y pienso, la ciudad del amor, ¿por qué?». Tópicos, topicazos, que para Ferrero «si se dicen, es por algo», pero que se contraponen a esos prejuicios que no son más que «pensamientos poco elaborados». Lo que sí tienen en común ambas ramas de las frases manidas es que la sociedad recurre a ellas de forma continua, como eslóganes que «nos los hemos tragado, los hemos interiorizado sin cuestionarlos, pero que no tienen ningún tipo de sentido ». Por otro lado, se encuentran los datos, las verdades comprobadas… la ciencia. Una disciplina que se empeña en conocer los secretos del corazón, pero que se queda a medias. Helen Fisher era una antropóloga y bióloga que dedicó su vida a profundizar en los secretos mejor guardados del cuerpo humano; su equipo y ella llevaron a cabo diversos experimentos, una vez le preguntaron si, al saber tanto de amor le costaba más enamorarse, su respuesta fue perfecta y muy divertida a ojos de la española: «Sabemos perfectamente lo malo que es comerte un trozo de pastel de chocolate y ahí estamos, comiéndonos hasta las migas». -Si la ciencia llegase a descubrir como controla los sentimientos, ¿lo usarías? -Creo que no. ¿Hasta qué punto borrando a una persona que te ha hecho daño no estás borrando otras muchas cosas que tú no controlas? Nunca controlas los tentáculos de lo que te ha ocurrido, así que yo personalmente no lo haría, aunque a veces pienso que sí lo haría.
  • La autora colombiana afincada en España es una de las voces más sobresalientes de la literatura en español. Narradora, docente, ensayista, crítica literaria y editora —recientemente ha aparecido una edición crítica de 'Yngermina o la hija de Calamar', de Juan José Nieto, la primera novela de las letras de su país—. Entre sus obras se encuentran las novelas 'Prohibido salir a la calle', 'Transterrados' y 'Ventana o pasillo'. Su último libro es 'Todo es cuento' (Seix Barral), recopilación de relatos, un género que cultiva con maestría — ¿Cómo se ha ido gestando esta obra? ¿Son cuentos inéditos? —Incluye inéditos y otros ya publicados anteriormente, y ahora muy revisados. Es una selección que abarca en torno al 30% o un poco... Ver Más
  • A las cuatro de la tarde, en Avilés, una mujer anciana y tatuada hablaba de vampiros en un hotel de cinco estrellas: estas son las cosas pasan en el Celsius. La mujer resultó ser Barbara Hambly , leyenda del género fantástico y la autora que convirtió a Brandon Sanderson en escritor. Poco después, este se daba un nuevo baño de multitudes en su carpa, que llevaba el sello de su propia editorial, Dragonsteel. Al verlo, una fan gritó: ¡existe! Y el hombre hablaba y sonreía, y escondía el cansancio en alguna parte invisible, tal vez un bolsillo profundo como un agujero negro… Había gente venida de Colombia, Finlandia, Escocia, Estados Unidos y otros lugares más lejanos donde aún visten capas... Ver Más
  • Cuando se abrió el registro para conseguir una firma de Brandon Sanderson, los servidores del Festival Celsius 232 de Avilés se colapsaron: ese es su tamaño. Es un hombre acompañado por un séquito y perseguido por un ejército de fans que portan espadas, dagas, lanzas, bastones y otras armas cargadas de amor. Tiene cuarenta y nueve años, más de cincuenta libros y un universo, Cosmere, al que ha entregado su vida: ahí suceden sagas que son ya historia de la fantasía, como 'Nacidos de la bruma' y 'El archivo de las tormentas', y ahí está su compromiso con la literatura. Un compromiso serio, ordenado, metódico: eso lo heredó de su madre, que era contable. En la distancia corta, Sanderson se... Ver Más
  • A treinta y siete grados la metáfora es inevitable: Berlín resurgió de sus cenizas y ahora arde como el fénix entre restos del muro más famoso del siglo XX, aviones musealizados y una memoria traumática convertida en reclamo turístico y democrático y cultural, todo junto y a la vez. Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) llegó por primera vez aquí en 1989, cuando aún la ciudad estaba partida en dos. En la parte occidental hablaban de libertad, y en la oriental de pueblo, aunque a esas alturas ya la frontera se estaba resquebrajando y el mundo empezaba a asemejarse a sí mismo. «Recuerdo que era septiembre cuando llegamos. Estaba la gente en la calle, hacía buen tiempo, las tiendas estaban a rebosar, como las terrazas; Berlín me pareció una ciudad preciosa y vital. Después dejamos el coche, cogimos el metro en la estación del zoo y en una sola parada llegamos a la estación de Friedrichstraße. Pasamos por esa frontera absolutamente asfixiante y bastante inquietante. Fue como viajar en el tiempo. Descubrí una ciudad que se había detenido 30 años atrás, una ciudad gris, monocromática, una ciudad lenta. No había nada en los escaparates, no éramos capaces de gastarnos las cinco mil y pico pesetas que te obligaban a cambiar a marcos de la RDA para darte el visado. No había nada para comprar. Era muy sorprendente todo. Recuerdo que a la vuelta, al lado de la puerta de Brandenburgo, tocamos el muro por la parte occidental. Y mi marido dijo una frase que se me quedó grabada: este muro lo verán caer nuestros hijos». Y sigue: «Después, el 9 de noviembre, en el cuarto cumpleaños de mi hijo pequeño, a eso de las nueve y media de la noche, cuando estaba acostando a los críos, mi marido me llamó: Paloma, que se están abriendo las puertas, está cayendo el muro. Tuve la suerte histórica de haber estado ahí antes, igual que he tenido la suerte histórica de estar en las Torres Gemelas de Nueva York dos años antes de los atentados… Me hubiera encantado vivir la caída del muro en directo, estando allí, en esa ciudad, esa noche. Me hubiera gustado sentir esa explosión de libertad, de alegría, esas sensaciones que sintieron tanta gente de un lado y de otro, sobre todo del lado del Este. Las tiendas estuvieron abiertas toda la noche para que pudieran ver los comercios, para que pudieran ver las cosas que no tenían a otro lado». De esa frontera hoy quedan los grafitis y un rumor lejano de la guerra fría, alimentado más por los guías que por los ladrillos. Sánchez-Garnica lleva desde entonces ligada a esta ciudad, a la que debe gran parte de su éxito. Le ha dedicado tres de sus nueve novelas. Empezó 'La sospecha de Sofía' (2019), continuó con 'Últimos días en Berlín' (2021), con la que fue finalista del premio Planeta, y cerró la tríada con 'Victoria' (2024), que le valió, al fin, el galardón. «Yo creo que Berlín es el ejemplo de todo lo que no debió de ocurrir en el siglo XX. No solamente con el nazismo y los totalitarismos, sino también en la Segunda Guerra Mundial. Fue una ciudad absolutamente devastada por las bombas, con una población agonizante que luego fue responsabilizada de todos los males de la guerra. Eso ocurrió en toda Alemania, pero el foco estaba aquí», explica la autora. Después de la guerra llegó la desnazificación, que fue un cambio social. «Se trataba de restablecer los principios morales que había roto el nazismo. En Berlín convivían vencedores y vencidos, los humillados y los responsables. Estaba prohibido confraternizar con el pueblo alemán, se fomentaba el tratarles con desconfianza, con frialdad, pero eso poco a poco se va relajando». Y en esto también había diferencias. En el lado occidental pensaban en el individuo. En el soviético, en cambio, «identifican el nazismo como un elemento del capitalismo, del fascismo. Intentan reeducar la sociedad, no tanto al individuo», comenta. La historia, continúa, enseña lo que nos empeñamos en ignorar: así somos. «No estamos exentos de los males del pasado, como decía Primo Levi. Cualquier amenaza, cualquier conflicto que ha habido antes nos puede suceder a nosotros. Llevamos muchas generaciones viviendo en una sociedad muy acomodada, casi adocenada, aburguesada también, sobre todo en la zona occidente. Y podemos llegar a creernos libres de todo conflicto brutal. Pero esos conflictos sucedieron aquí hace apenas ochenta años, en el centro de Europa. Tenemos una memoria muy frágil. Tendemos a no ver la realidad de un conflicto que sucede a unos miles de kilómetros de aquí, en Ucrania. Al principio nos alarmó, pero ya se ha normalizado, y siguen cayendo bombas en Ucrania. Y siguen muriendo civiles. Y son seres humanos como nosotros». —¿Se parece en algo la propaganda de hoy a la de entonces? —Los principios de Goebbels se siguen cumpliendo. Es la fórmula básica de la propaganda, de la manipulación. Unas veces es más perversa y otras menos, pero al final es lo mismo. Y no solamente la utilizan los políticos. Son muchos los que pretenden llevar a la sociedad por unos derroteros determinados, y eso lo hacen a través de los principios de Goebbels. Y aquí entra la responsabilidad de los ciudadanos de no dejarse llevar por los mensajes facilones. Hay que hacer el esfuerzo de cribar, de analizar la información que te está llegando. Eso conlleva esfuerzo, pero es que si no lo hacemos somos víctimas de la manipulación.
  • La Cátedra Mario Vargas Llosa ha adelantado a ABC quienes serán los miembros del jurado que seleccionarán a la mejor novela en lengua española durante la VI Bienal Mario Vargas Llosa, que tendrá lugar del 22 al 25 de octubre de 2025. Por primera vez en su historia, la Bienal se celebrará en España, con Extremadura como escenario principal, desarrollándose principalmente en la ciudad de Cáceres, junto con actividades paralelas en Badajoz y Trujillo. Esta edición será la primera sin la presencia de Mario Vargas Llosa, fallecido recientemente. La organización ha expresado su firme compromiso por continuar y honrar el legado del escritor peruano-español, quien con su obra y labor cultural contribuyó a proyectar la literatura en lengua española en todo el mundo. Desde su creación en 2011 por la Cátedra Vargas Llosa, un año después de que el Nobel recibiera el máximo galardón de las letras, la Bienal ha mantenido un propósito claro: defender el idioma español, fomentar nuevos lectores y preservar el legado literario de Vargas Llosa, sin dejar de innovar mediante festivales, cursos y premios. La ausencia de Vargas Llosa es también una responsabilidad. La Cátedra se ha propuesto mantener su legado intelectual con rigor, calidad y ambición. Para Raúl Tola, director de la Cátedra, el gran reto es «estar a la altura de su legado, de su excelencia, de su honestidad intelectual». Lo que comenzó como una iniciativa para preservar la obra del Nobel peruano, hoy es una plataforma que reconoce y visibiliza lo mejor de la narrativa contemporánea en español. Y este año, más que nunca, será también una celebración de su influencia. «Esta edición será un gran homenaje. Hemos querido bautizar la Bienal como ' Mario Vargas Llosa: vida, obra y legado'. Su imagen estará presente y hemos organizado lecturas, mesas redondas y actividades que evocan su figura universal», explica Raúl Tola, director de la Cátedra. Los seis finalistas serán elegidos por un jurado que se reunirá de forma presencial durante la Bienal. El fallo definitivo se conocerá al cierre del festival. El jurado, inédito hasta ahora, estará presidido por el crítico y exdirector del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet, y compuesto por Cristina Fuentes , directora del Hay Festival; Valerie Miles, fundadora de Granta en español; la ensayista Mercedes Monmany; y el fotógrafo Daniel Mordzinski, conocido como «el fotógrafo de los escritores». Desde su creación en 2014, la Bienal Mario Vargas Llosa ha sido un referente internacional para la literatura en español. Este evento se ha consolidado como un espacio de encuentro para autores consagrados y nuevas voces literarias, así como un impulso para la proyección global de la narrativa hispana. El premio Bienal Mario Vargas Llosa, dotado con 100.000 dólares estadounidenses, se ha convertido en uno de los galardones más importantes en el mundo literario de habla hispana. Después de celebrarse en Lima y Guadalajara, la elección de Extremadura como sede para esta edición subraya el compromiso con la promoción cultural y literaria en España, así como con la difusión internacional de la literatura en español. El jurado evaluará las novelas presentadas para seleccionar seis finalistas, cuyos nombres se anunciarán en las semanas previas a la ceremonia de clausura, donde se dará a conocer al ganador. «El nivel es altísimo. No hay un hilo conductor, y eso es lo interesante: tenemos desde propuestas intimistas hasta grandes novelas históricas o experimentales. Es un momento brillante para la narrativa en español», comenta Tola. El premio será indivisible y no podrá ser declarado desierto, garantizando así la continuidad y prestigio del reconocimiento. Entre los finalistas se encuentran nombres como Sara Barquinero, Gioconda Belli, Sergio del Molino, Gustavo Faverón, Laura Martínez Belli, Ignacio Martínez de Pisón, Mónica Ojeda, Pola Oloixarac, Sergio Ramírez, Manuel Rivas, Antonio Soler y otros autores que representan la riqueza y diversidad de la narrativa en español contemporánea.
  • Sorayda Peguero , escritora y columnista, autora del delicioso libro de relatos «Doce encuentros y una despedida», vive (y escribe) a caballo entre República Dominicana y España. Dos orillas que entretejen su obra de nostalgia, memoria y olvido. Ha sido una de las autoras destacadas de Mar de Palabras, primer festival internacional de literatura en la región del Caribe, y hemos hablado, dónde mejor que en el paraíso, de pecados capitales: –Le perdono un pecado. –La gula, sin duda. Me gusta mucho comer, y comer cosas que no tendría que comer tanto. Me gustan los fritos, los dulces de mi país, la cerveza Presidente, los refrescos que tomaba a escondidas cuando niña… Tengo que hacer un esfuerzo por controlarme. –¿Lo sacamos de la lista? –No debería ser pecado, es uno de los más inofensivos, ¿verdad? Junto con la pereza, que debería ser virtud. Y más en estos tiempos en que somos convocados a estar permanentemente haciendo algo productivo, que todo tenga una utilidad. A mí me encantan los placeres inútiles, tú sabes. Me encantaría tener más tiempo así para leer, escuchar música, tumbarme en una hamaca cuando estoy acá, en República Dominicana, y mirar el cielo. – Dos minutos y ya hemos reducido a cinco los pecados capitales. –Imagínate. Y yo quitaría también la lujuria. Nos quedan cuatro. –Y de esos… ¿cuál sería el peor? –Dudo entre la envidia y la ira, porque conozco bien los efectos devastadores de la ira. Y aunque después la persona que lo comete se arrepienta, al ver el desastre devastador que dejó a su alrededor, eso ya está hecho. Las consecuencias son irrevocables. Con la envidia pasa que quizá, no siempre y no todas las personas que sienten envidia, llegan a ser perversos, pero hay muchas perversidades en la envidia. Y yo temo más al perverso que al malvado. –Explíqueme eso. –El malvado es más frontal. A veces, incluso, se harta de su maldad. Lo ves venir. Pero el perverso es estratega, va dando pequeños toquecitos para desestabilizar y que si fue sin querer, y que si con la sonrisa. Aquí decimos una frase: «como la gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano». Un día te dan el beso y al otro día te dan el pinchazo. Mira, creo que la envidia. Definitivamente, me cuesta más perdonar la envidia. –¿La envidia abre la puerta de la perversidad? –Totalmente. Y, además, envenena. Ni siquiera para el que la padece tiene nada bueno. Muchas veces sufre más, incluso, que el objeto de su envidia. Me parece que, el envidioso siente el impulso de querer dañar al objeto de su envidia. Se alimentan del conflicto. –Nos quedarían, entonces, la soberbia y la avaricia. ¿Está quizá su oficio más expuesto a la primera? –Sí, desde luego. No creo que sea el único, pero definitivamente es uno de los oficios en los que te puedes ver más tentado a caer en la soberbia. Recuerdo una anécdota de Joyce, que a él el divertía que su esposa se refieriese a él como un inútil. Porque todo el mundo a su alrededor se la pasaba adulándolo. Y esa mujer venía y como que lo bajaba de ese trono. La tentación es bastante fuerte e, incluso el que menos cree que puede caer ahí, dependiendo de el nivel de exposición que tenga ese ambiente, puede hacerlo.

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