Durante 120 años, el tercer principio de la termodinámica -que establece que la entropía de un sistema puro y ordenado se vuelve constante al acercarse al cero absoluto- ha sido considerado un pilar que parecía firme. Sin embargo, desde un despacho en Sevilla, el físico español José María Martín Olalla ha lanzado una hipótesis que está haciendo temblar los cimientos de esa tradición . Su estudio , recientemente publicado en 'The European Physical Journal', no solo desafía la manera clásica de entender el teorema de Nernst, sino que propone una solución inesperada: lo que Einstein consideró una excepción, es en realidad una consecuencia lógica del segundo principio de la termodinámica. Todo comenzó en 1905, cuando el químico alemán Walther Nernst observó que al enfriar la materia hasta temperaturas cercanas al cero absoluto, la entropía —una medida del desorden— dejaba de cambiar. Aquella idea experimental fue recogida como un teorema: a temperatura cero, la entropía tiende a un valor constante. Para justificarlo, Nernst razonó que si uno pudiera alcanzar el cero absoluto, entonces una máquina podría convertir calor en trabajo, lo que violaría el segundo principio de la termodinámica. Como eso no podía suceder, el teorema debía ser cierto. Einstein no estaba de acuerdo. Para él, no era válido sostener una ley física universal basándose en una contradicción. Razonó que esa máquina era imposible, pero por otra razón: aunque se pudiera alcanzar el cero absoluto esa máquina no podría funcionar en la realidad . Postuló entonces un tercer principio que da soporte independiente a la observación de Nernst. Fue una solución pragmática, aceptada durante décadas, hasta ahora. Martín Olalla, profesor de la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla, explica a ABC que llevaba más de veinte años explicando estos principios. Pero fue durante la preparación de unos apuntes docentes cuando la idea germinal apareció con claridad. Mientras organizaba la lógica interna de su curso, encontró lo que él mismo llama «el clavo final que cierra la caja». La clave está en una versión idealizada de la máquina de Carnot, una construcción teórica que representa el motor térmico más eficiente posible. ¿Qué ocurre si uno de sus depósitos está a temperatura cero? Según el segundo principio, esa máquina no puede realizar trabajo ni intercambiar entropía. Voilá: eso es exactamente lo que Nernst había observado. «Cuando hablamos de T=0, admitimos implícitamente que hay una máquina que nos permite saber que esa temperatura es cero» , explica el físico. Y al describir las características de esa máquina virtual, uno llega al mismo resultado de Nernst, pero sin paradojas. Lo que Einstein no consideró en su época ¿Por qué no pensó Einstein en esto? Según Martín-Olalla, la explicación podría residir en el contexto de su época. La observación de que los calores específicos tienden a cero en T=0, también realizada por Nernst en la misma época, no podía explicarse con la física clásica. Solo al aplicar la incipiente mecánica cuántica —que el propio Einstein ayudó a desarrollar— se lograron resultados satisfactorios. Eso pudo haberle sugestionado a pensar en la idea de que era necesario un tercer principio independiente. El gran aporte del trabajo de Martín Olalla es que reintegra el teorema de Nernst dentro del segundo principio, devolviéndole una elegancia formal a la termodinámica. De tres leyes fundamentales, pasamos a dos. Las implicaciones, aunque sutiles, son significativas: permite una enseñanza más coherente del comportamiento térmico extremo y refuerza la base lógica del propio segundo principio. Además, abre interrogantes en disciplinas donde la termodinámica clásica sirve como analogía, como la termodinámica cuántica o incluso los modelos térmicos de agujeros negros. «No sé si tendrá implicaciones directas en esos campos, pero si las leyes clásicas cambian, las analogías también deberían ajustarse», apunta el investigador con cautela. Paradójicamente, esta historia científica tiene su origen en un aula universitaria. Durante años, Martín Olalla explicó a sus alumnos —»con cierto dramatismo»— qué ocurriría si pudiéramos alcanzar el cero absoluto. En una de esas clases, propuso imaginar a un técnico que enfría un sistema hasta ese límite manipulando una palanca. Nada espectacular sucede al alcanzar ese umbral. Pero si el técnico siguiera manipulando la palanca, la física empieza a comportarse de forma absurda. Ese absurdo fue el que le ayudó a entender por qué no es posible seguir más allá. «Y fue justo después de una de esas clases cuando, escribiendo un cuaderno de apuntes, me di cuenta de cómo cerrar el argumento». El artículo ha despertado un enorme interés mediático, aunque el proceso científico avanza con más lentitud. «Estas son ideas muy consolidadas, y los cambios requieren tiempo y reflexión. Pero si podemos explicar más con menos principios, eso siempre es bienvenido », apunta el profesor. Sus estudiantes, al menos, ya han sido testigos del cambio. Sin saberlo, vieron en directo una corrección al mismísimo Einstein. En ciencia, el verdadero progreso muchas veces no consiste en descubrir nuevas posibilidades, sino en entender mejor las que ya teníamos. En este caso, un físico andaluz ha demostrado que, en ocasiones, mirar una vieja ley desde una nueva perspectiva puede cambiar el mapa completo. Porque en el universo, como en la termodinámica, nada se pierde... todo se transforma.
Un asombroso hallazgo ha sacudido a la comunidad científica australiana: una nueva especie de insecto palo, 'Acrophylla alta', ha sido descubierta en lo alto del dosel forestal de las mesetas de Atherton, en el norte de Queensland. Con una longitud de 40 centímetros y un peso apenas inferior al de una pelota de golf, este coloso de seis patas podría convertirse en el insecto más pesado jamás registrado en Australia. El descubrimiento, publicado recientemente en la revista 'Zootaxa', surgió gracias a una fotografía compartida en redes sociales. «Inmediatamente pensé que podría ser algo nuevo», explicó el profesor Angus Emmott, investigador de la Universidad James Cook, refiriéndose a su colega y coautor del estudio , Ross Coupland, quien recibió la imagen. Intrigados por el tamaño del ejemplar, ambos científicos emprendieron una expedición que los llevó a buscar durante varias noches en la zona entre Millaa Millaa y el monte Hypipamee. Finalmente, dieron con una hembra de gran tamaño encaramada tan alto en un árbol que necesitaron un palo largo para bajarla. Una vez capturado, el insecto fue trasladado a la casa de Emmott en la meseta para su observación. Allí lo mantuvieron en una jaula, lo alimentaron y recolectaron sus huevos, fundamentales para confirmar que se trataba de una especie nueva. «En el caso de los insectos palo, los huevos son muy útiles como diagnóstico, por lo que cada especie tiene huevos ligeramente diferentes», explicó Emmott a la BBC. Y en la web de la Universidad James Cook, este investigador indicaba que cada especie de insecto palo tiene su propio estilo distintivo de puesta de huevos. Todos tienen superficies, texturas y formas diferentes», afirmó. El hábitat de 'Acrophylla alta' parece haber sido clave tanto para que hasta ahora permaneciera sin descubrir como para su tamaño inusual . «Vive en lo alto del dosel. Así que, a menos que haya un ciclón o un pájaro que lo derribe, muy poca gente lo ve», comentó Emmott. Añadió que el entorno «fresco y húmedo en el que viven» podría haber favorecido una mayor masa corporal como estrategia de adaptación al frío. Este rasgo también lo distingue de la cucaracha excavadora gigante de Queensland , que hasta la fecha era considerada el insecto más pesado del país. De confirmarse su primacía en peso, Acrophylla alta reescribirá las clasificaciones entomológicas australianas. El próximo gran reto será localizar un macho . Pero esto no será fácil: los machos suelen ser mucho más pequeños y visualmente distintos, al punto que en otras especies similares se los ha confundido incluso con miembros de otro género. «Realmente es necesario encontrar al macho copulando con la hembra. Entonces sabes de qué se trata, recoges los huevos y puedes comprobar que son lo mismo», afirmó Emmott. Desde el Museo de Queensland, la entomóloga Nicole Gunter subrayó la importancia del descubrimiento: «Australia alberga una inmensa biodiversidad que aún no ha sido clasificada ni se le ha otorgado un nombre científico». Se estima que hasta e l 70 % de las especies de insectos del país aún no han sido descritas formalmente. Además, identificar y nombrar a esta nueva especie tiene implicaciones cruciales para su conservación. «No podemos conservar una especie si desconocemos su existencia o dónde se encuentra» , añadió Gunter. Por ahora, 'Acrophylla alta' solo ha sido documentada en un reducido número de enclaves de selva tropical, por lo que será vital investigar más sobre su distribución y las amenazas que podría enfrentar en el futuro. Este descubrimiento no solo revela un insecto extraordinario en tamaño y peso, sino también la vastedad de lo que aún queda por conocer. Como dijo Emmott: «Cada nuevo hallazgo nos recuerda cuán poco sabemos todavía de la vida que habita en las copas de nuestros bosques».
Ha empezado agosto y con él comienzan tres rituales que ya son parte inamovible del paisaje español: las vacaciones masivas, las playas abarrotadas y las lluvias de estrellas en las noches de verano, capitaneadas por las archiconocidas Perseidas . Aunque este 2025 no lo pondrá nada fácil, ya que la madrugada del pico máximo de las Perseidas, del 12 al 13 de agosto, coincidirá con una Luna casi llena en torno al 86%, iluminando el firmamento durante casi toda la noche y robando buena parte del espectáculo, tanto para observadores como para fotógrafos. ¿Significa que este verano nos quedaremos sin estrellas fugaces? No, ni mucho menos. Sin embargo, habrá que adelantar la cita y sincronizarla con el calendario lunar: nos toca hacer un cambio de rumbo y poner el foco en este mismo fin de semana y alargándose hasta el martes 5, ya que estos días tenemos sobre nuestras cabezas tres lluvias de estrellas activas. En concreto son las Delta Acuáridas , las Alfa Capricórnidas y, en segundo plano, las Perseidas. Las dos primeras alcanzan ahora su momento álgido y, juntas, suman algo más de veinte meteoros por hora: una cifra nada despreciable tratándose de lluvias consideradas 'menores' frente al brillo mediático de las Perseidas. El pico de más actividad ocurrió la madrugada del pasado 31 de julio, con 23 meteoros por hora, pero la actividad prevista para este fin de semana ronda los dieciocho meteoros cada sesenta minutos y se concentra hacia las cuatro de la madrugada, ¡todavía estamos a tiempo de ir a capturarlas! Además, la Luna se esconde a la 1 de la madrugada, lo cual significa que tenemos 5 horas de cielos oscuros; un lujo que se irá acortando conforme avance la semana y se vayan reduciendo las horas sin luz de Luna. La estrategia de este año, por tanto, consiste en cambiar un poco el guion: en lugar de apostar todo a la noche canónica del 12-13 de agosto, conviene repartir la suerte entre varias salidas nocturnas desde hoy mismo, cuando tenemos a los tres radiantes (Acuario, Capricornio y en menor medida Perseo) compartiendo cielo y lanzando el polvo de sus cometas casi al unísono. Y es que desde ahora hasta mediados de agosto veremos meteoros casi cada noche gracias a estas tres lluvias, aunque procedan de cuerpos y órbitas diferentes, hasta que el brillo lunar desluzca el escenario a partir del día 11. Las Perseidas nacen del cometa Swift-Tuttle y tienen su radiante en la constelación de Perseo, las Delta Acuáridas están asociadas al cometa 1911 L1 Swan, irradiando desde Acuario, entre sur y sureste, mientras que las Alfa Capricórnidas parten de Capricornio, muy cerca de su vecina acuariana. Llegados a este punto surge la pregunta clave: ¿hacia dónde apuntar el objetivo o, simplemente la mirada, si queremos disfrutar del espectáculo en sus mejores condiciones? La posición del radiante define la cantidad y el trazo de los meteoros, por lo que si encuadramos directamente hacia él, un mayor número de estelas brotarán del mismo punto y recorrerán distancias más cortas, siendo un recurso perfecto para conseguir una imagen que muestre cómo giramos con el Universo. Si por el contrario desplazamos el radiante fuera del encuadre, obtendremos un menor número de estelas pero con trazas más largas, que se repartirán con cierto orden por el encuadre. Cantidad frente a longitud: dos estéticas igual de válidas, dos maneras poéticas de narrar la misma lluvia, todo lo demás depende de la imaginación… y de que las nubes respeten el plan. Es puro lenguaje visual: si apuntas al radiante obtendrás mayor número de meteoros con trazas cortas, y si apuntas hacia otros lados obtendras menos meteoros pero con trazas mucho más largas: ambas opciones son válidas, ambas son poéticas, te recomiendo que escojas con intencionalidad y con imaginación de lo que te gustaría fotografiar. Todo lo demás es rezar para que no haya nubes. Para quien solo quiera observar, recomiendo tumbarse mirando entre sureste y sur en cuanto anochezca, limonada en mano, y dejar que la magia haga su trabajo: allí confluyen Acuario y Capricornio y, con ellos, la mayor densidad de destellos. Si eres fotógrafo o fotógrafa, propongo orientar tu lente más angular hacia el sur-suroeste hasta las 2:30 de la madrugada, porque con algo de suerte podrás capturar meteoros un poco más largos junto al centro galáctico de nuestra Vía Láctea, hasta que se esconda por el horizonte, que será el momento de rotar el objetivo hacia el sur y dejar disparando el intervalómetro de manera ininterrumpida hasta el amanecer, maximizando así las oportunidades fotográficas que nos brinda el firmamento estas noches. En esa dirección, además, puede ser muy interesante ya que parecerá que las Acuáridas 'disparan' meteoros contra las Capricórnidas (y vicebersa), y no será raro que estas últimas incluyan los célebres bólidos por los que son conocidas: fragmentos de gran tamaño que dejó el cometa 169P/NEAT, capaces de encender auténticas bolas de fuego. Si necesitas ayuda para orientarte, lo mejor es recurrir a aplicaciones como PhotoPills o Stellarium, ya que ambas te mostrarán en tiempo real la posición exacta de los radiantes en el cielo nocturno; bastará con apuntar la cámara del móvil hacia el cielo, y sus modos de realidad aumentada harán todo lo demás. PhotoPills añade extras útiles para el astrofotógrafo: cálculo personalizado de la hiperfocal, tiempo de exposición para tu equipo, etc. Sea cual sea el plan, la planificación marca la diferencia, si quieres tener el máximo porcentaje de éxito en la noche que decidas salir a cazar estrellas, saber de antemano dónde caerán los meteoros y cuánto durará el intervalo de oscuridad absoluta puede marcar la diferencia entre la cómoda victoria de volver a casa con una buena experiencia y mejores fotos, o la decepción de quedarse sin ninguna. Aun así, no descartes la tradición: sal la noche del 12 con espíritu festivo, disfruta del ambiente veraniego y, cuando la Luna se imponga con su impresionante brillo, tendrás la tranquilidad de saber que tú ya te habías saciado de meteoros a principios de mes. No olvides que para ese día, la luna saldrá sobre las 23:15 de la noche, eso todavía nos deja una pequeña ventana de una hora para observar el pico de las Perseidas con total oscuridad, no es mucho, pero es mejor que nada. Dicho esto, el resto de la información que necesitas para disfrutar de las noches de lluvias de estrellas sigue siendo la misma: busca cielos oscuros, lejanía de farolas, manta, termo y que no falte un frontal con luz roja y blanca. Quien vaya con cámara sumará un trípode sólido, baterías recién cargadas, intervalómetro y un enfoque ajustado hacia el infinito, con ópticas angulares y luminosas. Es mejor utilizar velocidades de obturación entre cinco y quince segundos de exposición, y un ISO que ronde los 3200 (o lo que aguante tu sensor). Para aquellos que adapten su calendario al ciclo lunar y adelanten las salidas de estrellas unos días, comprobarán que el dúo Delta Acuáridas-Alfa Capricórnidas ofrece más oportunidades de las que la Luna parece arrebatar eclipsando las Perseidas.
Cada verano , el cielo nocturno se convierte en un escenario mágico donde las lluvias de meteoros regalan destellos fugaces que cautivan a observadores de todo el mundo. Estas lluvias, que también conocemos popularmente como «estrellas fugaces» , son en realidad pequeñas partículas que, al entrar en la atmósfera terrestre a gran velocidad, se queman y producen los característicos trazos luminosos que podemos ver a simple vista. Entre las lluvias de meteoros más esperadas de 2025 destacan las Perseidas, un evento que ofrece oportunidades únicas para conectar con el cosmos. El evento más esperado del verano, también conocidas como las «lágrimas de San Lorenzo» debido a su coincidencia con la festividad del mártir que se celebra el 10 de agosto. En 2025, esta lluvia hasta el 24 de agosto, con su punto álgido la noche del 12 al 13 de agosto. Durante ese pico, se espera que la tasa de meteoros alcance hasta 100 por hora en condiciones óptimas, aunque la presencia de la Luna llena el 9 de agosto puede dificultar la observación de los meteoros menos brillantes. Por ello, la mejor ventana para contemplarlas será la madrugada del 13 de agosto, especialmente entre las 2:00 y las 5:00 de la mañana , cuando el radiante de Perseo se encuentra en su punto más alto en el cielo y la oscuridad es máxima. Para disfrutar plenamente del espectáculo, es imprescindible buscar lugares alejados de la contaminación lumínica y con cielos despejados. En España, algunos de los sitios mejor valorados por su calidad astronómica son: - Montsec (Lleida): un observatorio natural con certificado Starlight, que garantiza cielos oscuros y buena visibilidad. - Islas Cíes (Galicia): conocidas por su entorno protegido y mínimo impacto lumínico. - Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) : un refugio natural con paisajes ideales para la observación. - Sierra de Gredos (Ávila) : alta montaña y baja contaminación que favorecen la experiencia nocturna. -Isla de La Palma (Canarias) : uno de los mejores cielos del mundo para astronomía profesional y amateur. -Sierra Nevada (Granada) y Sierra Norte de Madrid : para quienes buscan escapar de la ciudad sin alejarse demasiado. -Albanyà (Girona): con cielos limpios y tranquilos, perfecto para noches de estrellas. Busca un horizonte despejado y evita obstáculos como árboles o edificios que limiten la visión. Aleja tu vista de la Luna, si está visible, para reducir el impacto de su luz. Además, lleva ropa cómoda y algo para recostarte, como una manta o una silla reclinable, para evitar cansancio durante la espera. Paciencia y tiempo: la adaptación de la vista a la oscuridad puede tomar hasta 20 minutos, así que evita mirar fuentes de luz artificial. Y consulta la previsión meteorológica para elegir noches despejadas y con baja humedad. Así que, si este verano de 2025 quieres vivir una noche inolvidable, apunta en tu calendario las fechas mencionadas, prepara tu equipamiento básico —y un lugar adecuado— y déjate sorprender por las «lágrimas de San Lorenzo» y sus compañeras estelares.